En una de las entradas anteriores estuvimos hablando acerca
de lo que es una reagrupación familiar y durante la exposición de este tema
surgió un debate sobre si la reagrupación familiar en realidad es un derecho o
un privilegio que tienen los extranjeros en nuestro país.
Por un lado es un derecho universal poder vivir en familia y
por eso una persona ya sea extranjera o no tiene derecho a vivir junto a ella,
pero por otro lado es comprensible que cada país tenga un control de la entrada
de extranjeros para así poder mantener la estabilidad del país.
Las dos posiciones son completamente defendibles y
entendibles, es sabido que una persona necesita a su familia para poder vivir
en armonía y en equilibrio, además es mucho más importante cuando se es
extranjero, pues con la ayuda de la familia es más fácil adaptarte al nuevo
país e integrarte en él completamente. Por esto es casi una necesidad vital que
un extranjero tenga el derecho de reagrupar a su familia en el nuevo país de
residencia, algo que en estos tiempos ya casi se ve como un privilegio, debido
a que cada año los requisitos para este tramite se endurecen cada vez más, por
los tiempos de crisis que atraviesa el país.
Todo estado tiene que velar por el bienestar de los
ciudadanos y no puede comprometerse en estos momentos de crisis a cubrir las
necesidades de más extranjeros, por eso cada vez los requisitos ya sea para
entrar al país por primera vez o para ser reagrupados, son más difíciles de cumplir.
Tal vez nos deberíamos de replantear si es justo o no, si es
necesario o no, las medidas que en la actualidad toman los países del primer
mundo respecto a los inmigrantes que intenten entrar a sus países, ¿Existe
acaso otra manera de controlar otra la entrada de inmigrantes al país?, quizás
solo se deberían de endurecer en todo caso la entrada de nuevos extranjeros y
no obstaculizar demasiado la reagrupación familiar.
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